lunes, 5 de octubre de 2009

¡Conseguí Acido!

Madre mía y ahora ¿Qué hago?
Fue en el chat de una radio. En un programa muy gracioso que no puedo mencionar por razones obvias, pero es increíble: la radio ahora se puede escuchar y VER por internet. El siglo XXI me encanta! Ojalá dure lo suficiente para ver las locuras que se vienen.

Bueno queridos pecadores. Hablando de psicodelia y quién fumaba porros y quién no... apareció este personaje que vive en la capital de este país: Lima, Perú; y parece que al principio asumió que yo vivo allí también, seguro por la naturalidad con la que hablaba de viajar en LSD.
Me llevó a un chat privado y me ofrecio venderme LSD. Inmediatamente supe que tenía que pensar algo bueno (y rápido), porque este personaje no se iba a convenver con el cuento de los rezos por milagros (como los mochileros que les conté), así que le dije que estaba en Arequipa y que le podía depositar la plata en una cuenta Paypal...

...de algo sirvieron esas páginas que pagan centavos por ver - ¿PTC se llaman? - y las encuestas que llené en algún lado por internet... A lo largo de dos años he acumulado sesenta dólares en una cuenta paypal y no tenía idea en qué usarlos. El me dijo todo un sistema que no entendí, pero podía pasar el dinero en su cuenta paypal a su tarjeta del banco. Así que accedió a la transacción.

Y luego de 17 años tengo en mi poder 5 cuadraditos de LSD. Hice una transferencia por todos los sesenta dólares para que me envíe un libro de oraciones con las microcartulinas dentro, en la página 777.
Aun no se lo he dicho a Hermenegilda y no sé cómo lo va a tomar, pero estoy segura que cuando se lo cuente a Rubén le va a encantar la idea de una noche psicodélica. Desde el episodio del viaje con marihuana y cáscaras de plátano no deja de preguntarme cómo conseguir esos estados de ánimo. No se imagina lo que está pronto a experimentar. El LSD es un viaje muy diferente a cualquier otro.

Gamberros y Guirnaldas de todo el mundo: pronto los muros del convento de Santa Catalina cesarán de exitir por 8 horas. Seremos libres y bailaremos con las estrellas en la permanente fiesta del universo. Hay un Dios! Definitivamente lo hay... (un viaje al cosmos y regreso).

LML